jueves, 27 de diciembre de 2012

La Crisis

Llévame a tu muro

Hoy regreso a escribir en este blog que empezó como ejercicio de reconocimiento y libertad además de prueba de mis capacidades para comunicar pensamientos y sentimientos y que se detuvo justo cuando mis capacidades de crítica se dirigieron hacia mí y la respuesta no fue ni satisfactoria ni emocionante y la crisis se apoderó del tiempo hasta ahora. La crisis. 

 Justo ayer, en ese puente de tiempo perdido en el limbo que son los días entre el 25 de diciembre y fin de año, tuve una plática con un amigo respecto al tema de la crisis. En mi crisis, que lleva más de año y medio desarrollándose, había entendido o creía haber entendido ciertas dinámicas y procesos nocivos en mí y en mi entorno pero la crisis, como concepto definitorio no la había ubicado con tanta claridad como ayer. Gracias Diego por la claridad de visión y la honestidad.

La crisis, palabra tan común para el mexicano desde hace varios sexenios es parte de nuestro imaginario colectivo, me atrevo a decir que incluso es parte de lo que lamentablemente entendemos por identidad nacional. Digo lamentablemente porque nuestra identidad nacional es precisamente eso, lamentable. La crisis no es de lo que me quejo, me preocupa que entendamos el concepto de crisis como algo eminentemente negativo, ese monstruo calvo y orejón que llegará a robarse todo nuestro dinero y esfumarlo en los recovecos del sistema financiero o político o lo que sea que sea esa cosa malvada que nos mantiene reprimidos a nosotros los pobrecitos mexicanos, el pueblo bueno y víctima. 

No digo que todas las crisis sean buenas, tampoco pretendo decir que el pueblo mexicano no es bueno y que el sistema es hermoso, estoy tratando de explicar a la crisis, aún dentro del imaginario colectivo de los mexicanos, pero con una nueva connotación, con un cambio de paradigma. Más allá del lugar común de ver la crisis como oportunidad quiero explicar que es precisamente en la crisis donde tenemos que vivir de ahora en adelante, en la crisis constante de intentar cambiar el sistema de valores que sí mantiene a los mexicanos con la cabeza gacha, enojados e impotentes ante un ente que no podemos entender porque vive en nuestra mente, que no podemos (o creemos que no podemos) cambiar porque tendríamos que cambiar nosotros, que nos cuesta trabajo entender porque tendríamos que ser honestos con nosotros mismos y olvidarnos de las frases “soy un chingón” y “yo no fui” con que Álvaro Cueva acertadamente definió la mentalidad mexicana. Lo que los mexicanos queremos es huir de la crisis, evitarla, olvidarla, despilfarrar capital económico, político, emocional y un triste etcétera sin remordimiento, desentendernos del sistema (que vive en nosotros) para poder vivir una vida más simple y cotidiana donde ese sistema, ese monstruo (que somos nosotros) no venga nunca y que si viene podamos evitar verlo de frente, aunque eso signifique empezar desde cero o con posibilidades de desarrollo cada vez más mermadas. El miedo. El terror a nosotros mismos, a nuestros errores, es lo que ha tenido a México, en mi opinión, detenido desde hace más de dos siglos. Es momento de vivir la crisis, pero con otra perspectiva. 

Lo que propongo es muy claro, vive la crisis, intégrala a tu vocabulario sin miedo, entiéndela, entiéndete para poder entenderla. Critícate, no te defiendas de ti mismo, se duro, los mexicanos somos demasiado suaves cuando se trata de juzgarnos a nosotros mismos y si logramos ser la primera generación de mexicanos que se juzgaron demasiado duro, podremos dejar un mejor lugar en el futuro, vale la pena el sacrificio, es por nosotros pero más allá de eso, es por los mexicanos que están por venir y porque México siga significando algo más de lo que hasta ahora hemos logrado que signifique. Vivamos la crisis, seamos excelentes en crisis, de ese modo nada puede detenernos y de ese modo se cambia el mundo, incluso, aunque no sea nuestra intención. 

Saludos a todos, bienvenidos de regreso o por primera vez.